Las tenéis que machacar bien en un mortero con alcohol de farmacia hasta que éste adquiera un tono verde o rojizo, dependiendo del tipo de hojas que hayáis utilizado. Una vez los pigmentos vegetales hayan pasado al alcohol, procedemos al filtrado para recoger tan solo el líquido.
Echamos el líquido en un recipiente de forma que nos quede apenas la base cubierta por éste y metemos el borde de un papel de filtro en la disolución. Los pigmentos irán ascendiendo por el papel de filtro y se irán separando por colores. Cuando la columna ya no suba más retiramos el papel de filtro y lo dejamos secar.
El resto es echarle imaginación, nosotras por ejemplo pegamos el papel de filtro en cartulinas y escribimos frases o poemas en ellas. Algunos hasta buscaron frases en otros idiomas o utilizaron ideogramas... ¡Sobre gustos no hay colores!
Volveria a repetir por estar con mis compañeros otro año
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